¿Para qué sirven los contratos?
Los contratos sirven para muchos asuntos. La primera función del contrato es proteger a la persona o grupo en caso de un pleito con cualquiera de las partes.
Quiere decir que el contrato de Auspicio Fiscal, así como el contrato de donación, sirven para resolver diferencias legales que no se han podido resolver mediante el diálogo y la negociación. Esta aseveración es correcta, si hay un litigio; como por ejemplo, una demanda por incumplimiento contractual. Con la finalidad de servir de arma y escudo en un pleito en un tribunal, cuando se escribe un contrato hay que plantearse que la persona lectora –la audiencia para quien se redactan las cláusulas del contrato– no es quien da o quien recibe el Auspicio Fiscal. Es la persona con autoridad judicial que toma el contrato en sus manos y lo lee para hacer valer unos u otros derechos y emitir una sentencia o una resolución. En ese ejercicio de escribir para un lector en posición de juzgador nos aseguramos de que el contrato se explique y se sostenga por sí solo, y garantizamos que una persona que no sea parte del negocio, que no sabe nada de lo que hacen ni conoce a ninguna de las partes, pueda leer y analizar el contrato y llegar a la conclusión más justa.
En este momento es preciso aclarar que, si bien todo contrato tiene como fin ulterior proteger a las partes en caso de un pleito, en realidad la inmensa mayoría de los contratos, ya sean de Auspicio Fiscal o de donación, no llegan nunca a un tribunal. La norma es que las partes firman los contratos, cada uno cumple a cabalidad con sus obligaciones y prestaciones, y casi no se vuelve a mirar el contrato. Cuando surgen problemas imprevistos, dilaciones, eventos naturales, por lo general las partes se comunican, se sientan y conversan, y llegan a acuerdos que satisfagan a ambas partes. Estamos seguros que esa ha sido la experiencia mayoritaria en esta red de auspicio en Puerto Rico.
Entonces, ¿qué otra utilidad puede tener el redactar un contrato?
Recordar
Una razón importantísima para otorgar un contrato escrito es que permita recordar qué ocurría en ese momento en que personas y organizaciones distintas se encontraron y acordaron llevar a cabo un proyecto en común.
Pensar
Para poder redactar adecuadamente un contrato que considere la totalidad del proyecto que se lleva a cabo y que permita a la persona o grupo prepararse apropiadamente para lo bueno y lo malo que pueda surgir en el camino, es imprescindible pensar a fondo en las obligaciones que se asumirán a corto y a largo plazo, y en los frutos que se esperan de un proyecto exitoso. También hay que tomar en cuenta el peor escenario posible y, dentro de lo ejecutable, tomar las medidas de precaución que estén a la mano. En este aspecto el suscribir un contrato obliga a pensar en las posibilidades: las deseadas y las no deseadas.
Recoger
Los contratos recogen parte de la historia escrita de una organización, de una comunidad, y de un país. Son documentos primarios que revelan las relaciones, el lenguaje, el entorno, en que se desarrollan y forman parte del archivo histórico de toda organización.
Proteger
Los contratos sirven para proteger los intereses de las organizaciones que colaboran en un proyecto común. Por ejemplo, el contrato de Auspicio Fiscal de proyecto directo o modelo A es un acuerdo en el cual el auspiciador fiscal hace como suyo el proyecto que subvenciona. Uno de los aspectos que más difíciles le resulta aceptar a la organización que recibe el apoyo es la sensación de que pierde un poco el control de su propia organización. Como han dicho más de una persona al enfrentar un contrato de Auspicio Fiscal: “¡eso es como ponerme un jefe yo mismo!”. Cuando se entra en una relación de auspicio fiscal de proyecto directo, si bien el ente que le da el auspicio fiscal asume como suyo el proyecto, también asume las responsabilidades fiscales que acompañan el desembolso de dinero. Con ello, extiende sobre la organización auspiciada un manto de responsabilidad limitada que protege su organización, salvo que usted cause un daño intencionalmente, actúe con negligencia crasa o cometa fraude. La relación de Auspicio Fiscal también le obliga a rendir cuentas y le modela una manera fiscalmente responsable de llevar las riendas de su organización.
Entonces, ¿para qué sirven los contratos?, cada contrato de Auspicio Fiscal tiene como finalidad proteger a la persona o grupo y defenderla en la eventualidad de que surja un conflicto que requiera remedio judicial. Sin embargo, la negociación, la redacción y la firma del contrato de Auspicio Fiscal sirve para mucho más, como para organizar ideas y llevarlas a cabo. También es importante para echarle una mirada objetiva a la organización y rectificar el rumbo, cuando sea necesario. Eso se logra abrazando el contrato y entendiéndolo como parte integral del proyecto desde el momento en que se conceptualiza. Si se entiende que el derecho es el conjunto de hilos que componen el tejido social, el contrato de Auspicio Fiscal, así como el contrato de donación, son hilos de ese tejido. No se trata de una formalidad. No es algo que hay que hacer a la ligera. No es una molestia. Es una manera de recoger obligaciones, promesas, representaciones y condiciones. También es una forma de entender valores, intereses y capacidades.
Advertencia: Nada de lo que se dice aquí es, ni debe ser tomado, como consejo legal. Si su organización tiene un problema, o necesita asesoramiento legal, debe consultar a una persona profesional del derecho. Aquí trataremos exclusivamente situaciones hipotéticas, aun cuando parezcan situaciones concretas. Además, se mencionará de manera general, dos tipos de contratos en específico: el contrato de auspicio fiscal y el contrato de donación filantrópica.