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Camp Tabonuco

Por: Rosaura Rodríguez Muñoz y Gina Malley Campos, co-fundadoras de TABONUCO

En Camp Tabonuco elegimos el Auspicio Fiscal porque consideramos que es el modelo ideal para poder concentrarnos en el trabajo en el campo de programación con jóvenes y la comunidad, mientras recibimos apoyo y mentoría en otras labores que son más abstractas, pero igual de importantes como contabilidad, seguros, nómina, escritura de propuestas y demás.

En el 2014, trabajamos con una organización en Estados Unidos, pero vimos la necesidad de transicionar a colaborar con una organización local, que entiende mejor nuestro contexto, y necesidades, y tiene un norte de justicia social en Puerto Rico. 

El auspicio fiscal nos ha favorecido tremendamente en el apoyo y mentoría administrativa y legal. En especial, en el cumplimiento con la ley y en cuanto a procesos financieros, recursos humanos y seguros. También hemos recibido ayuda en un sinnúmero de los trabajos tras bastidores que son esenciales para lograr nuestra misión, como: investigación y redacción de propuestas, manejo de contactos y expansión de redes solidarias, procesos y manejo de recaudación de fondos, acceso a fondos mediante el estatus 501(c)(3), y conexión con otros grupos que realizan trabajo similar (educativo, ambiental, social, cultural).

Un reto que nos ha presentado el auspicio fiscal es que requiere mayor organización interna y trabajo administrativo. Las labores son compartidas y se delegan fuera del equipo interno de Tabonuco, o sea nos hacemos parte de un equipo de trabajo más grande con roles individualizados que requieren mayor comunicación. No obstante, en vez de ser un problema es un gran apoyo, ya que contamos con mayor peritaje, experiencia, capacidad, aptitud en muchos temas que nosotres no necesariamente conocemos y/o tenemos tiempo para trabajar. Al trabajar con AF nos adaptamos a las necesidades y realidades del auspiciador fiscal. Lo que resulta más complicado es la presentación/explicación de la relación de AF al momento de redactar propuestas. Esto es particularmente retante para tener acceso a fondos de fundaciones que no conocen el modelo. 

Para recibir auspicio fiscal, tuvimos que conformar a Tabonuco como un grupo legal a nivel local. Así nos hicimos oficialmente una organización sin fines de lucro. Parte de este proceso conllevó crear una junta de directores y establecer estatutos, llevar a cabo reuniones y asumir otras  responsabilidades. También establecimos sistemas administrativos, de contabilidad y de comunicación que van a la par con los sistemas del AF, para tener buena comunicación, entendimiento y transparencia. 

Cedimos el control de nuestras finanzas y renunciamos a nuestro “brand”,  ya que nuestra marca o imagen quedó absorbida dentro de la sombrilla del AF. Sin embargo, seguimos contando con agencia y libertad para controlar nuestras comunicaciones. Para nosotres no ha presentado problema, ya que siempre se ha enfatizado la transparencia y horizontalidad dentro de todos los procesos. La comunicación siempre ha sido prioridad para cultivar la confianza y mantener una relación sinérgica. 

Ambas partes del acuerdo de AF se responsabilizan por visibilizar el trabajo de todas las personas y por mantener comunicación transparente y continua. Tabonuco entrega todos los recibos de gastos, documentos en cuanto a registros, participantes, empleades, y reconoce a HASER en las redes, website, documentación, etc. Parte de nuestra responsabilidad es asegurar un porcentaje de todos nuestros ingresos para el AF. Por su parte HASER, maneja las finanzas –firma de contratos, cotizaciones, facturas por servicios, pago de nómina, y más–, apoya en la redacción de propuestas, se asegura que estemos en cumplimiento con la ley (seguros, permisos, contratos, etc.) y nos apoya en el desarrollo estratégico a largo plazo. 

La relación de AF suscita preocupaciones de caer en dinámicas de invisibilización ya que la autonomía que un grupo se ve limitada al cederle todo el poder legal al AF. También preocupa la competencia interna al acceso de fondos entre grupos que están bajo el mismo AF. 

Por otro lado, preocupa que no hay suficientes AF en Puerto Rico, mientras que hay muchas organizaciones pequeñas y medianas que podrían llevar a cabo su máximo potencial si tuvieran el apoyo de una alianza como esta. Existe mucha desinformación con respecto a lo que hacen ambas partes en una alianza de Auspicio Fiscal. Por tal razón, hay que velar que el AF se utilice responsablemente. Hay que asegurar que no interfieran intereses externos en el manejo y la distribución de fondos, para que los fondos siempre lleguen a las comunidades. 

Deseamos que los auspiciadores fiscales que surjan en el país sean conscientes de las necesidades y realidades sociales y económicas de los grupos y organizaciones de Puerto Rico. Deben tener un propósito social, operar de manera transparente, colaborativa y horizontal. O sea, que los grupos de base que acuden al AF tengan voz en los procesos y las decisiones que les incumben y afectan directamente. Hay que visibilizar, reconocer y legitimizar los acuerdos de auspicio fiscal en el mundo de fundaciones y donantes, para eliminar obstáculos. 

Quisiéramos que existan más organizaciones dedicadas a ofrecer auspicio fiscal y a brindar orientación al respecto. Aspiramos a que todas las organizaciones de base tengan acceso a este recurso para poder enfocarse en servir  a sus comunidades.